Entrevista a Isabel «Chabela» Ramírez

Reciente ciudadana ilustre de Montevideo

Escribe Federico Pérez Céspedes | Secretario de Comunicación PS

Un día como cualquier otro de la semana me acerqué hasta la Casa de la Cultura Afrouruguaya en Barrio Palermo, en frente a lo que fue el mítico Barrio Reus al Sur, en frente a Ansina. Hace muy poco tiempo nombraron a una luchadora social y cultural de la comunidad afrouruguaya Ciudadana Ilustre de Montevideo. No es menor, en una sociedad estructuralmente racista como lo es la uruguaya que Isabel “Chabela” Ramírez haya sido honrada con esa distinción. Apenas llegué a la puerta -ya funcionando un grupo de las tantas actividades que realizan en la Casa- me recibió “Chabela”… “pasá, pasá” y ante mí está un pedazo de historia afrouruguaya. Un ejemplo de lucha continua, un ejemplo de resistencia cultural. Y el marco no podía ser mejor, un barrio, un lugar en donde se disparan las representaciones de un pasado que no viví pero me atraviesa. Sonidos, olores, ritmo, lenguaje, vida. Vida de una comunidad ilegítimamente traída a estas tierras, violada, torturada, segregada. Una comunidad que mira con la frente el alto, preservando sus tradiciones, sus valores, su cosmovisión. Una comunidad que llegó a estas tierras luchando por su libertad y que aún continúa con mucha dignidad en esa lucha. Seguro “Chabela” tiene mucho para decir sobre eso.

¿Qué significa para “Chabela” Ramírez que la reconozcan como ciudadana ilustre de su ciudad? 

No sé, en realidad me siento agradecida. Sí, me siento muy agradecida, entiendo que un reconocimiento para mí tendría que ser al mismo tiempo para varias mujeres más. Quizás sea a una por año, no sé bien cuántas van a ser. Cuando vos le das a la vida todas tus ganas para que las cosas cambien, no pensás en un reconocimiento, pensás en que realmente cambien, pensás en que todo sea distinto y eso no ha sucedido, al contrario, estamos en una involución que dan ganas de llorar a gritos . Acá mismo -Casa de la Cultura Afrouruguaya- tenemos un merendero los domingos que no lo podemos tener abierto más días porque es muy difícil. Y todas estas cosas que ves día a día, eso es lo que querés que cambie. Por eso te digo, se agradece muchísimo el reconocimiento de la Secretaría de Equidad Étnico Racial y Poblaciones Migrantes de Leticia Rodríguez, que es una gurisa bárbara y que hace funcionar de un gran modo la Secretaría. Se agradece mucho.

¿Qué te parece que significa para la cultura afrouruguaya que una mujer justamente afrouruguaya -más allá de “Chabela”-, sea reconocida como ciudadana ilustre de Montevideo?

A mí me parece para la cultura y para la comunidad, que no se trata ni de Chabela, ni de cualquier otra de nosotras individualmente, es necesario que la sociedad se comprometa con el feminismo, pero no con el feminismo que nos vienen planteando esos mandatos terribles, que nos vienen planteando desde hace tiempo y desde el norte ¿no? también. El afrofeminismo es otra cosa, el afrofeminismo hay que conocerlo, hay que seguir discutiéndolo como todas las ideologías. Nuestro colectivo tiene que -y lo está haciendo- ir viendo por qué y de qué modo somos construidas por el pasado. Porque no solamente se trata de falta de información sobre eso, de falta de conocimiento, sino que somos víctimas de la terrible burocracia que nos acompaña hasta nuestros días en un contexto de racismo estructural. Burocracia que no ha permitido que muchas mujeres afrouruguayas pudiéramos llegar con éxito a plantear gestiones, acciones afirmativas, cosas para nuestro colectivo. Entonces, creo que las mujeres afrouruguayas tenemos doble triple lucha y doble triple invisibilidad. 

Vos hablás de racismo estructural y para mí es un concepto fundamental para entender la situación de la comunidad afrouruguaya. Sin embargo, estos últimos 30 años venimos transitando por un proceso de reconocimiento normativo en el derecho nacional ¿vos crees que este reconocimiento normativo ha logrado permear de algún modo el racismo estructural o estamos en una situación similar a la previa?

Son de agradecer las victorias que se cristalizaron en normas. Pero yo creo que estamos en una situación similar. Repito, con todo el agradecimiento hacia las instituciones afro, hacia las y los gestores, como en el caso de Leticia Rodríguez, como en el caso de Adriana Arrascaeta, todas las compañeras y compañeros que también luchan por esto y por otras reivindicaciones porque esta no es la única. Mi hermana por ejemplo fue ciudadana ilustre en el 2019, entonces esas cosas para nosotras… la gente dice “es un mimo”. Si, no deja de serlo. No quiero ser desagradecida, pero yo quiero que se cumplan las cosas. El reconocimiento se agradece porque es visibilizar, inclusive visibilizar muchas cosas, porque algunas tienen que ver conmigo y otras no. Porque yo no sé la gente qué sabe sobre mí, de mi vida. De las cosas en las cuales he participado, en las cuales hemos fracasado, en las cuales hemos luchado, en los temas de las instituciones,  es aspectos que no tenemos las mismas perspectivas, no es fácil la convivencia, pero seguimos luchando por causas comunes. Sin embargo, la sociedad se encarga permanentemente de decir que los negros estamos peleados entre nosotros y eso no es cierto, no es más que una mirada racista externa. Hace un tiempo noto esto, incluso ha generado que alguna persona de nuestro colectivo se sumen a eso diciendo “tendríamos que ser más unidos”. Obviamente todos los seres humanos tendríamos que ser más unidos, pero ese ensañamiento en seguir negreando y el decir que los negros estamos peleados entre nosotros es parte del racismo estructural.

Vos me decías off the record hace un ratito de cómo aún sigue sigue todavía esa caracterización de las personas afrodescendientes como personas sin capacidad ¿cómo ves eso ahora en Uruguay? 

Con todo lo que se intenta transformar, vos ves por ejemplos a la gente que está militando en política partidaria -yo a los de derecha no los conozco, ni quiero- o mujeres que están trabajando en política y son de derecha, las muestran como diciendo “no soy racista, tengo una mujer negra acá” pero ¿qué oportunidades le dan? El Mides no ha avanzado, la Secretaría, la Secretaría que se convirtió en el Departamento de Mujeres Afrodescendientes, empezó este gobierno y desapareció. Comenzó siendo Secretaría desde el 2005, fue un trabajo de 15 años. Y de 15 años de mucho laburo a nivel nacional, en el territorio y en todo. Y lo hicieron desaparecer. Entonces… 

El Plan Nacional que se hizo, también desde el Departamento de la Mujer Afrodescendiente, estaba pronto para ser ejecutado, bueno, tiene 4 o 5 años de atraso. Te digo, eso es como otras cosas, ¿no? 

¿Qué otras cosas? 

El Ministerio de Educación y Cultura. En el Ministerio de Educación y Cultura existe la Comisión Interministerial de Apoyo al Tango y Candombe que está integrada por otros dos ministerios también. Pero hay una responsabilidad, digamos, de visibilidad mayor a través del MEC. Y el Ministerio de Educación y Cultura no reacciona frente a las posibilidades que tiene la CIATyC …Y, es cierto, yo, por ejemplo, recibí un premio. No te estoy hablando de mí en lo personal. Fuimos el primer premio por una canción que escribimos con Lucas Lessa. Eso es una cosa. Pero con una golondrina no hacemos primavera. Porque a mí me da la sensación de que se intenta, por todos los medios, tapar el ojo. Tapar el ojo para que la gente crea que está todo mejor. Y no es que yo sea una persona pesimista, todo lo contrario. Porque, si no, no seguiría militando. Pero vemos que en la política, y volvemos a la política. ¿Qué sucedió con Edgardo Ortuño? ¿Fueron escuchadas las palabras de él cuando trabajaba en OSE? Se peleó contra todo, contra todo en la dirección de OSE, por todo el tema del agua, que venía diciendo hace mucho tiempo a OSE y demás. Y después todavía termina una Romina Celeste, actuando de una forma súper racista, elitista, etcétera, y jodida como ser humano. Y la denuncia quedó en fiscalía. ¿Qué pasa con el Poder Judicial y los afros? Siempre queda ahí, siempre queda todo detenido. ¿Qué pasa con lo del fiscal Rosa? ¿Qué sucede con todo eso? Si fuera en otro momento, con eso se armaba un batuque bárbaro y todo el sistema de algún modo sentía el cimbronazo. Hoy, entre comillas, paz, pasividad, mirada liberal y cómoda, que es la predominante en estos casos en el mundo hegemónico. Todo pasa y todo pasa, y no se ve importancia y se sustituye la respuesta concreta por un “y viste cómo es”. No sé cómo es, no sabemos las y los afros cómo es. Es diferente con nosotros que con los otros. 

Pensando en la historia de las afrouruguayas, de los afrouruguayos, de la “traída” obligatoria de nuestras antepasadas y antepasados ¿vos consideras que todavía estamos en una lucha por la libertad? 

Sí, por supuesto. 

¿Qué es la libertad? 

La libertad, así para hacerlo concreto: sin trabajo, en primer lugar, sin salud, sin vivienda, sin desarrollo, digamos, en la suma y más de todo esto, y sin saberes sobre África y sus múltiples conocimientos, riquezas, cosas buenas y cosas malas a las cuales no podemos acceder, sin todo eso no hay libertad, libertad sin pasado no existe. 

Vos fuiste toda tu vida una militante política y cultural ¿Cómo crees que se puede construir esto que decís? Es muy cierto que no tenemos acceso a nivel estatal al conocimiento de múltiples facetas de África, de lo que trajimos de África ¿cómo se puede construir desde el sistema político, y desde la sociedad, un reconocimiento que sea de verdad, un reconocimiento no solo a la simple existencia del colectivo afrouruguayo, sino a poder conocer en profundidad su aporte cultural y la importancia que este aporte tuvo a la identidad nacional?

Mira, yo no tengo la varita mágica, pero en los acercamientos a África, a nivel social, de algún modo, se dan de alguna forma. Por ejemplo, nosotros acá en la Casa de la Cultura Afrouruguaya tuvimos una charla preciosa que dio un politólogo senegalense que vive en España desde su adolescencia sobre África antes de la colonización. La llegada de ellos, el intercambio con ellos es una cosa, con las personas que vienen llegando todos tenemos avidez de saber de la otra parte nuestra ¿no? Pero a nivel institucional ¿cómo se hace para llegar a África? Hay pocos consulados en Uruguay, gran parte de ellos están en Buenos Aires, apenas podemos ir a Buenos Aires…las embajadas, todo, en un Río de la Plata absolutamente racista.  

¿Cómo se hace para que desde los lugares de poder vean esto cómo una problemática? necesariamente tenemos que modificar profundamente las relaciones de poder. Por ejemplo, acá está el consulado de Angola, con el cual tenemos un buen relacionamiento, por suerte ¿no? Pero cómo se hace para crear un frente intersocial, sur, sur y que sea sustentable para poder tener un intercambio real. Para eso necesitamos del Estado, para eso necesitamos del gobierno, pero el Gobierno no está. La CIATyC, por ejemplo, de la cual te venía hablando, que es Ministerio de Educación y Cultura, Ministerio de Relaciones Exteriores y Ministerio de Turismo…no está realmente ayudando. Yo entiendo, no sé qué presupuesto tiene, pero por lo que tengo entendido, según lo que dijo su coordinador -con el cual tuvimos algunas charla- es muy poco, yo no le puedo echar las culpas al mensajero, en cualquier caso si a la institución. No estamos pidiendo que al 10% de la población que dicen los censos que es afrouruguaya, nos paguen los pasajes para África, no estamos pidiendo eso, estamos pidiendo un intercambio y una sustentabilidad en el intercambio, porque si vos haces una tarea, un programa, o un proyecto que tengas que ejecutar, si no tiene seguimiento, no sirve. Y nuestros pares, desde el otro lado, también tienen que saber cosas, es necesario. 

Cuando se realizó la tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, recién en ese momento se logra que África mire hacia América, y acepte que somos los descendientes de sus antepasados. Porque había un desconocimiento por la invasión allá, por la esclavitud acá, por todas las situaciones que se dieron y son reales, no son excusas. Y la sociedad uruguaya todavía nos sigue negreando. Que nos sigan negreando es una forma de no reconocimiento. 

¿Qué es este barrio para vos? 

Es mi vida. He vivido en otros barrios ¿eh? Pero es mi vida, es toda mi existencia, ¿no? Porque acá nací, me crié, aquí están mis mayores duelos y están mis mayores amores y pasiones, ¿no? Porque todo esto, esto mismo que ves acá en frente -Barrio Ansina-, que era el barrio donde se ubicaba una buena parte de la comunidad afrouruguaya, porque todos tuvimos familia acá. Y acá queda el recuerdo de algunos de nosotros, de nuestro pasado, que a veces en las familias no se habla por diferentes razones, porque aparte a nadie le gusta recordar las cosas tristes y es necesario sanar todo eso también ¿no? Yo por ejemplo soy concejala vecinal por Palermo, ya actualmente vivo en el Barrio Sur, al lado del Cementerio Central en mi cooperativa de vivienda que hicimos para mujeres jefas de familia, la hicimos nosotras, no solas, pero fue todo un proceso que hicimos varias mujeres juntas, pero mi vida cultural y social está acá. 

¿Qué significa ver este espacio ahora? (Barrio Ansina)

Es otra etapa. Es otra etapa, otra vida. A la cual no me resistí de ninguna forma. 

¿No te resististe? ¿no hubo problemas con las nuevas personas? 

No, no, problemas hubieron, siempre hay problemas entre las personas, pero yo no me resistí y no mire con odio la gente que llegaba, para nada, llegaban con sacrificio. No vinieron a sacarle el lugar a los que estaban, porque ya no estaban, porque ya los habían sacado años antes. Ese despojo, ese desalojo forzoso de los años 70s nos tuvo con mucho resentimiento durante muchos años, pero la gente que vino después no es culpable, lo que hicimos fue tratar de acercarnos, involucrarnos sobre todo con las mujeres porque con los hombres se hace más difícil, para contarles un poco qué era antes, qué era esto, porque al principio en épocas de construcción habían algunas cosas que pasaban. Por ejemplo, ellos por la hora tenían cerrado y por ejemplo nosotros teníamos la costumbre, lógica, desde hace 100 años atrás de entrar con los tambores a Ansina, no se podía entrar y después estaban los autos, no se podía pasar, entonces esa barrera social que molestaba de un lado y del otro, cada uno con su derecho, pero por suerte las cosas conversando se solucionaron. Después vinieron las viviendas que están en la esquina, San Salvador y Ansina, que es una reparación que recién comienza, pero también sabemos que de un día para el otro no se puede cambiar la historia. Las cosas no se decretan, las cosas se procesan. Tratándonos con respeto, tratándonos con cariño, tratándonos amigablemente.

Estos últimos días escuché y conversé sobre la importancia para las poblaciones afroamericanas de los Quilombos y las comunidades quilombolas a lo largo y ancho del continente ¿Qué es un quilombo para vos?   

Es un espacio de libertad, organización y desarrollo, con otras reglas que no son las del mundo hegemónico. Claro ellos como son tan intolerantes no pueden entender qué es un quilombo.

¿Es viable un quilombo en una sociedad urbana como la nuestra, acá en Montevideo?

Un quilombo-ciudad por decirlo de alguna manera, es posible. Hay varios quilombos de hecho, que no son afro, son de otras comunidades que viven en preservar su cultura, hacen sus cosas. Y nadie los identifica como quilombo para empezar, porque la distorsión de la palabra, la resignificación de la palabra también ha hecho que de ese término hoy se sirvan para cualquier cosa. Pero hay muchas, hay varias comunidades de gente que, en diferentes barrios, sobre todo periféricos, tienen su propia organización, tienen su manera de vivir sin ir más lejos, los que hoy se le llaman migrantes. La gente necesita preservar su cultura. Las personas necesitamos reconciliarnos con la sociedad en la cual vivimos, que no es la que queremos, pero también preservar nuestras cosas, nuestras historias, nuestras costumbres, nuestras tradiciones y nuestros, digamos, vías, caminos hacia el futuro. Eso es necesario. 

¿Qué son los tambores para vos? 

Amo. El tambor base del candombe, esa forma de comunicar, fue tan precisa, tan mágica, tan inteligente, que pese a los cambios que tuvo y tendrá a nivel rítmico dependiendo de las diferentes épocas que vivimos, no permite que eso se deshaga, que esa triada, por decir, se deshaga y se convierta en otra cosa, porque la sensación que te da en diferentes épocas, con los niños, vos con los niños, yo con los niños, mi abuelo con los niños, la sensación que te da de plenitud y de sentirte vivo, esa sensación no te da ninguna otra tría de instrumentos. El candombe tiene la particularidad de crear una energía especial, los tres tambores, se crea una energía especial, un espíritu especial, que claro, cuando termina se diluye, pero te deja adentro, te deja pensando. A mí como mujer afro me deja pensando en otras generaciones, hasta viajo a África. No sé qué les pasará a los demás, realmente no lo sé. Es muy bueno para mí, es sanador, muy sanador, hay gente que le gusta el candombe, hay gente que lo rechaza de plano. Es algo que quizás no todos pueden entender, pero los tambores son nuestra voz, nuestro medio de comunicación.

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