Escribe Santiago Acuña | CS Mercado Modelo
Por lo general no me gusta el uso abusivo de referencias futbolísticas en política, a veces me parecen un recurso de marketing forzado. Sin embargo, observando la final del mundial sub 20 y el planteo táctico de Marcelo Broli y los jugadores me surgieron algunas reflexiones que aprovecho a escribir porque siento que tienen que ver con lo que está viviendo nuestra sociedad, nuestras organizaciones y nuestra militancia en este contexto de incertidumbre.
Para minimizar logros deportivos muchas veces se recurre al “bueno pero le ganamos a rivales muy inferiores” o «el camino hasta la final fue muy fácil». Ese argumento se diluye si dejamos atrás un cuco invencible, es decir cuando la selección le gana a un campeón mundial. Precisamente eso fue lo que pasó con Italia. Cuando la selección europea le ganó la semifinal del mundial sub 20 a Corea, sin conocer mucho cómo jugaban, empezamos a temer por lo que podía pasar en la final del domingo.
Ante un escenario que nos atemoriza, ante un desafío que nos pone frente a un poderoso, podemos tomar dos caminos: atesorar lo que tenemos o ir a más siendo atrevidos. La selección italiana tiene jugadores formados en clubes donde no falta nada, en condiciones que ayudan a concentrarse en entrenar. La lógica indicaba que un plantel de un fútbol pobre como el uruguayo, inmerso en una cultura dominante afín al achique y la precaución, saliera a cuidar el arco propio. En cambio, la selección uruguaya sub 20 decidió que la mejor forma de defenderse era ser atrevido. Esa forma de encarar el juego ilusionó enseguida a quienes éramos espectadores.
Ver cómo estaba posicionado Uruguay en la cancha: más cerca del arco donde hay que meter el gol que del arco a defender, me hizo pensar. Tanto en el fútbol como en el campo popular, si queremos avanzar, conviene ser osados. Ante el planteo ofensivo de la selección uruguaya, la poderosa Italia retrocedió. Eran los celestes los que proponían. Aún en una posición de debilidad, con los recursos que tenían, los laterales celestes se paraban en campo italiano y obligaban a los laterales de azul a defenderse. La postura de Uruguay obligaba a los italianos a pensar dos veces antes de adelantarse en el campo.
Si jugamos a responder atrás de lo que nos proponen, probablemente el arco de enfrente nos quede más lejano. En cambio, si salimos a jugar convencidos y vamos al frente entonces el arco que protegemos va a estar menos amenazado: vamos a estar más cerca de nuestros objetivos.
Por poner un ejemplo concreto, cuando se discute sobre la reforma jubilatoria es distinto que nuestro planteo sea “trabajar menos años, un sistema de aportes más justo entre capital y trabajo y contemplar la posibilidad de un impuesto a las tecnologías que afectan el empleo” a decir “no podemos trabajar hasta los 65 años, debemos defender el sistema vigente”. La primera es una propuesta audaz con un horizonte esperanzador, la segunda es una expresión defensiva que, a lo sumo, podría conservar lo ya conquistado. Cuando se quiere destruir el MERCOSUR, nosotros vamos por la unidad latinoamericana más allá del bloque actual, reafirmándola con elementos culturales que nos hermanen. Para defender las empresas públicas ante quienes quieren privatizarlas proponemos más inversión pública e injerencia en el modelo productivo. Ante una política urbanística que concentra y segrega, proponemos facilitar mecanismos para expropiar tierras y casas abandonadas para que las cooperativas puedan construir y los trabajadores tengan donde vivir. En un momento de aumento en la concentración de empresas e ingresos nuestra propuesta es apoyar formas de propiedad colectiva.
Nuestro objetivo no es conservar sino avanzar hacia una sociedad radicalmente distinta. Si nuestro planteo es cuidar el arco mirando el espejo retrovisor a lo sumo conseguiremos un empate. Si pasamos a las propuestas osadas, acompañadas de organización y rebeldía vamos a estar más cerca de la victoria. Ir al frente colectivamente ilusiona, aumenta la autoestima y nos pone en marcha hacia el horizonte. Lo hicieron los gurises de la sub 20 que son hermanos de esta patria, lo podemos hacer si nos juntamos y actuamos con osadía. Salú a los gurises por el campeonato pero mucho más por su audacia.