Escriben Isabel Carbajal y Karina González | CS Proa Sur
El alarmante estado de nuestra educación Pública y Técnica
Transitando el último año de la actual gestión de gobierno, es un momento propicio para hacer balances. Sin dudas, las políticas educativas son de las más fuertemente golpeadas en el período. Allá por 2020, la Agrupación Nacional de Educación del Partido Socialista caracterizó al primer instrumento del gobierno -la LUC-, como una estrategia “neoliberal, que tiende a la privatización de la educación nacional, que atenta contra el principio de autonomía, que va en contra de la formación de sus profesionales y de las garantías laborales de los mismos”. En la misma línea, la asignación presupuestal menguó sistemáticamente los recursos disponibles, lo que se tradujo en menor gasto por estudiante, disminución de grupos, recorte de becas, cierre de programas de acompañamiento, pérdida de salario real de los y las trabajadores/as de la educación.
La educación técnica en particular, vio debilitada su línea de inclusión educativa, por ejemplo con la eliminación de planes como el FPB 2007 o con la creación de iniciativas como los Centros María Espínola, en que se presenta una propuesta de tiempo extendido con una alimentación lamentable, con falta de figuras educativas y de servicio para sostenerla y con talleres dictados por docentes elegidos discrecionalmente. Por otro lado, se vio desdibujada la especificidad de la propuesta técnica y tecnológica. En aras de la navegabilidad con secundaria, se recortan las orientaciones de bachillerato a la mitad y se disminuyen las horas de clase de taller y asignaturas tecnológicas. Quizás esta eliminación de los campos del saber hacer, se corresponde también con las célebres declaraciones de la directora de Planeamiento de CODICEN, en que sostenía que los empresarios pedían “no los formen demasiado en nada”.
Esta compleja realidad nos encontró dando la pelea en varios frentes. El reciente Congreso de la Asociación de Funcionarios de UTU (AFUTU) -organización que integramos en nuestros núcleos de base en Escuelas Técnicas de Montevideo y Canelones-, nos parece una gran oportunidad para reivindicar el frente sindical y defender la herramienta.
El XIII Congreso de AFUTU
Del viernes 10 al domingo 12 de noviembre, se llevó a cabo el XIII Congreso de AFUTU en Piriápolis. La instancia congregó a más de 150 delegados y delegadas, representantes de los núcleos de base de centros educativos de educación técnica de todo el país. El congreso se denominó “Compañeras y compañeros fundadores e históricos”, en referencia al 40º aniversario de la organización. Se realizó una oratoria en homenaje a la generación fundadora y se invitó a varios de sus integrantes como Garabed Arakelian, Harley Bonilla, Victor Rosado, Carlos Castelao, José González, entre otros.
El fallecimiento de los congresales Harold Quevedo y Roberto Rodríguez, en un accidente automovilístico el mismo viernes, así como las graves lesiones con las que quedaron otros dos delegados, generaron enorme dolor entre los y las compañeras y motivaron mensajes de solidaridad de todo el movimiento sindical uruguayo. Queremos en estas líneas, evocar su memoria y abrazar a sus seres queridos.
Un Congreso, una oportunidad para construir
El día sábado el trabajo se organizó en tres comisiones: “Balance y perspectiva”, “Estatuto” y “La UTU que queremos”. Las primeras trataron cuestiones que atañen al funcionamiento interno y la democracia sindical, mientras que la tercera se centró en un conjunto de reivindicaciones y denuncias sobre el rumbo de la UTU.
En nuestra opinión, cada congreso es una oportunidad de perfeccionar la herramienta. Consideramos que esto se logra ampliando los espacios de participación, rechazando cualquier restricción a las discusiones o a la toma de medidas sindicales, que pueda afectar a las bases o a las Asambleas Regionales, descentralizando la toma de decisión, brindando transparencia en la asignación de horas sindicales, así como realizando un gasto responsable de los recursos de la organización. Estas posturas fueron las que defendimos fervientemente, y será sin duda nuestro horizonte siempre.
AFUTU se pronunció en contra de la Reforma
A partir de lo trabajado en la comisión 3, el Congreso se pronunció en contra de la transformación educativa y su aplicación en este subsistema. Esta se da en un contexto de centralización del poder en manos del Director General, que puede confirmarse en el retroceso en el proceso de descentralización que UTU venía transitando desde 2013 con los denominados Campus Regionales de Educación Tecnológica. Estos habían dado al organigrama de la UTU, cinco direcciones en las que se tomaban decisiones desde el interior del país. Hoy en día la incidencia de los Campus en la construcción de políticas educativas es nula. Otra muestra del avasallamiento de las voces de las comunidades educativas, es el desconocimiento de los históricos avances en la definición colectiva de la oferta educativa. Estos habían cobrado mayor fuerza en el “Protocolo de planillados”, de 2014. Dicha reglamentación establece que cada UTU del país debía desde los meses de agosto y setiembre iniciar una serie de reuniones abiertas a estudiantes, docentes, funcionarios, familias y organizaciones sociales, para comenzar a definir los cursos que se brindarán al año siguiente. En la actualidad la definición de los cursos es en instancias a puertas cerradas entre la dirección de cada UTU, inspecciones y la dirección de Gestión Académica. La impronta de la actual conducción del subsistema, es también visible por la frecuente negativa del director general de participar en las instancias de negociación colectiva. La última perla de este collar de imposiciones, fue negar a los 150 delegados referidos, el usufructo de horas sindicales para participar del congreso. Esto resultó en un paro nacional de 48 horas para poder asistir. Esto no es nuevo, la misma actitud antisindical sufrimos en el congreso precedente de 2021 en Paysandú.
40 aniversario de AFUTU
Creemos firmemente que los derechos de los que gozamos, son producto de largas luchas que protagonizaron generaciones previas. Por ello decidimos destinar un espacio para la memoria, agradeciendo y homenajeado a las compañeras y los compañeros socialistas que fueron parte.
Conversamos con la compañera Susana Rostani, quien trabajó por 35 años en UTU, se integró el sindicato desde los comienzos de su vida laboral, tuvo la responsabilidad de ser Regional de Canelones y a la fecha se encuentra jubilada desde 2020.
- ¿Qué nos puedes contar de los inicios del sindicato?
- AFUTU se fundó el 3 de mayo de 1983. Fue un año muy fermental en Uruguay. Esto se advertía en la efervescencia social y estudiantil con movilizaciones que iban ganando la calle, caceroleos, así como espectáculos artísticos de canto popular que expresaban la resistencia de la población a la dictadura. Los funcionarios y funcionarias de UTU estaban inmersos en esa situación social y política. Los viejos sindicatos previos a la dictadura estaban prohibidos (FUDAUT, ONTUTU), es así que un grupo de docentes y funcionarios/as deciden fundar AFUTU en el año 1983, con el objetivo de defender los derechos de los trabajadores de la educación técnica y que los representara.
- ¿Cuáles eran las reivindicaciones de ese comienzo?
- Las reivindicaciones giraban en torno a democratizar al sistema educativo, restituir a los compañeros destituidos por la dictadura, eliminar la bibliografía inspirada en el autoritarismo y la doctrina de la seguridad nacional, mejora salarial, el pago de la antigüedad, mejoras en el equipamiento de la institución, creación de espacios de cuidado de salud laboral, entre otras. Un reclamo fundamental era cambiar el modo de la cobertura de cargos -que hasta el momento se cubrían por designación directa- para que fueran mediante llamados y concursos de oposición y méritos.
- ¿Qué frentes de lucha y negociación recuerdas en la transición a la democracia?
- Se participó con la CSEU en diversas instancias tales como la Concertación Nacional Programática en la salida de la dictadura. De allí emergió la nueva Ley de Educación que definió como de emergencia Ley N° 15739. Esta Ley derogaba la Ley de Enseñanza N° 14101 que rigió durante toda la dictadura (Ley Sanguinetti). En la CONAPRO se acordó la restitución de los docentes destituidos por la dictadura. De allí en adelante de exigía a las autoridades participar en distintas instancias de coordinación, tales como espacios de discusión en relación a la evaluación de los docentes y funcionarios, se reclamó la participación en la confección de registros docentes y escalafones, participando asimismo en comisiones que estudiaban las reclamaciones presentadas por los interesados, así como otras comisiones de traslado de funcionarios, etc. Hubo enfrentamientos muy duros con las autoridades, por ejemplo la huelga por más de un mes en el año 1989, reclamando mejoras salariales logrando partidas incrementales al sueldo, como la de antigüedad. Otras luchas tuvieron lugar al enfrentar las condiciones que pretendía imponer un préstamo internacional otorgado por el BID para la educación técnica, que se logró revertir. Una de las condiciones más adversas, que se impidió que se concretara, tenía que ver con reducir el número de Escuelas Técnicas y Agrarias a cuarenta en todo el país, bajo la promesa de transformarlas en escuelas de “excelencia”. Este hecho generó mucha resistencia y se logró impedir que se concretara, pues se cerrarían muchas Escuelas dificultando el acceso a la educación técnica y tecnológica de muchos jóvenes y disminuirían las oportunidades de acceder a horas docentes y cargos no docentes para muchos compañeros.
AFUTU siempre se opuso a reformas educativas que fueran impuestas e inconsultas. Veníamos de un modelo educativo impulsado por la dictadura, un modelo conductista. Basado en la repetición, la memoria y en las secuencias de aprendizaje. Que hacía foco en el saber de los estudiantes con miras a su preparación e inserción en el mundo del trabajo. Con la recuperación democrática se introdujeron cambios en lo pedagógico, se procuró centrar la actividad educativa en el estudiante. También se promovió criterios de universalización, por ejemplo impulsando un Ciclo Básico Único, esto generaba la pérdida de la especificidad de la educación técnica. A modo de ejemplo se eliminaban las horas de la asignatura Taller y se sustituían por asignaturas optativas. En el año 1986, la reforma que sacaba las horas de Taller del CB, impulsada por el Prof. Pivel Devoto impactó fuertemente en la disminución de horas específicas de nuestro subsistema y generó una muy fuerte respuesta de nuestro sindicato. Simultáneamente se disminuía el número de grupos de CB en las escuelas técnicas. No se logró impedirlo, resultando en la transformación de escuelas técnicas en liceos.
- ¿Cómo se posicionó AFUTU ante la Reforma educativa impulsada por Germán Rama en 1996?
- Esta también fue resistida por AFUTU. Fue promovida con el fundamento de que los resultados educativos no eran los deseados, se definió una gran inversión económica y de infraestructura exclusiva para los cursos de Ciclo Básico Tecnológico (CBT), dejando sin atender al resto de los cursos del subsistema. Se crearon áreas de enseñanza y se desplazaron los contenidos disciplinares. Se licuaron las orientaciones técnicas en el CBT, y se introdujo un nuevo concepto de educación y trabajo funcional a la flexibilidad laboral.
- ¿Qué otras luchas se dieron en los ‘90?
- Una gran reivindicación fue que las autoridades organizaran cursos de formación y capacitación previa a los llamados a concursos. El primer Concurso de directores y sub directores en efectividad, se logró que se realizara en el año 1998. Siempre se reclamó el ejercicio del derecho a la libertad sindical y a los Consejos de salarios, ambos logrados más recientemente en el primer gobierno del FA en el año 2005.
- Nos gustaría cerrar con alguna reflexión personal sobre cómo fue ser una militante sindical de la educación, mujer y del interior.
- La militancia junto a compañeros más experimentados, me permitió participar de muchas instancias de asambleas de escuela, nacionales, movilizaciones y congresos. Esto me brindó el aprendizaje de reconocer el valor de actuar en colectivo, y ese encuadre nos permitió enfrentar condiciones muy adversas, que nos ayudaron a crecer como ciudadanos y a querer y defender nuestra educación técnica y tecnológica. Como dato anecdótico al publicarse los Archivos del Terror en Uruguay, nos enteramos que fuimos espiados y que guardaban nuestras listas con las que participábamos en las distintas elecciones de AFUTU y de la ATD. Sin duda nuestras luchas estuvieron bajo la lupa porque defendíamos una perspectiva de derechos y emancipadora, que atentaba contra la educación tradicional, elitista y excluyente. 40 años después, puedo afirmar que la lucha da sus frutos y que nunca debemos bajar la guardia para seguir construyendo. ¡Salú AFUTU en su aniversario!