El deporte moderno y sus exigencias

Escribe Arnaldo Gomensoro

Decíamos en la anterior columna, que el deporte ha cambiado totalmente desde sus orígenes y especialmente, en los últimos cincuenta años. También afirmamos que uno de los problemas a resolver es el de las instalaciones deportivas, entre otros.

Hasta mediados del siglo pasado y un poco más, las instalaciones deportivas de clubes, plazas de deportes y centros municipales podían ser usadas indistintamente para la competencia federativa como para la actividad física comunitaria, recreativa y de salud, o para la enseñanza. No era necesario ninguna adaptación.

Sin embargo, por exigencias de las federaciones internacionales para lograr mejores registros y marcas y sobre todo, para mejorar los espectáculos (lo que atraería a los sponsors que los financian y le dan terribles ganancias), las instalaciones “certificadas” para las competencias comenzaron a complicarse.

Hasta la década del 60 por ejemplo, las piscinas de 25 mts. cumplían las exigencias nacionales e internacionales tal como estaban, con una “garganta” en sus bordes. Podían usarlas las personas que venían a nadar o a tener un rato de esparcimiento. Y se utilizaban con éxito, para enseñar la respiración y la patada a los aprendices.

Pero la Federación Internacional de Natación (FINA) determinó que los bordes deberían ser de “rebosar”, para evitar que las “olitas” que hacen los propios nadadores en los  andariveles de ambos laterales, reboten en las paredes y los perjudiquen. (“FINA Facilities Rules 2021 – 2025”).

Aunque en nuestro país se sigue compitiendo en instalaciones antiguas, cuando se va a construir una nueva piscina en un club o en una plaza de deportes, hay que definir esto. Porque no hay posibilidad de adaptar las piscinas con diseño antiguo a los requerimientos actuales.

Tengamos en cuenta que una piscina cerrada de 25 mts. tiene un costo aproximado a los 4 millones de dólares. Aunque algunos estiman ésta como una cifra exagerada, así lo informó la Intendencia Municipal de Maldonado, la de Antía, hace muy poco. Es que otra de las exigencias de la FINA para certificar una piscina para eventos internacionales, es que tenga adosada una piscina de calentamiento, que ahora se está construyendo en el Campus de Maldonado, para certificar su natatorio de 50 mts., único cerrado con esas dimensiones en el país.

Las autoridades, cuando establecen pautas para la construcción de instalaciones deportivas, como las que diseñó la anterior Secretaría Nacional del Deporte, la del gobierno frenteamplista (“Manual de Recomendaciones de Diseño: Espacios e Instalaciones Deportivas y Recreativas”), deben tener en cuenta estos nuevos requerimientos que complican el tomar determinaciones justas. ¿Favorecer a la competencias de alto nivel o a la práctica y enseñanza? No es fácil.

Otro ejemplo es el ciclismo. En la reciente cena del Centenario del Comité Olímpico Uruguayo, a fines de octubre, el ex ciclista olímpico Milton Wynants, se quejaba de que Uruguay estaba muy atrasado en sus instalaciones de competencia para ese deporte.

Como se sabe, hay por lo menos tres velódromos en Uruguay. El “Atilio Francois” de Montevideo, el “Leonel Roca” de Mercedes y el llamado justamente “Milton Wynants” de Paysandú. A partir de la década del 30 del siglo pasado, se fueron construyendo en hormigón y con una dimensión lineal de 400 m. Empero, según Wynants, ahora se compite en pistas de madera bajo techo, de 200 mts., como pudimos observar en los recientes Juegos Panamericanos de Santiago de Chile. Y esta carencia nos estaría dejando en inferioridad de condiciones a nivel internacional.

¿Cuántos son los ciclistas en Uruguay? Según el “Informe sobre deportistas federados y entidades deportivas dirigentes” (2019) elaborado por el Observatorio Nacional del Deporte de la Secretaría Nal. del Deporte (el único que se hizo hasta ahora, faltaba más), los deportes más numerosos son: primero el fútbol, luego el básquetbol (atención Bauzá), el rugby tercero y le siguen el voleibol y la natación.

En Uruguay, según este estudio, hay un millar escaso de ciclistas federados. Y, como se sabe, no todos compiten. Pero una pista de madera como la que reclama Wynants cuesta sin adicionales (vestuario, accesos, etc.), bajo techo y de 200 mts. lineales, con una superficie total de 4.500 mts. cuadrados y graderías para sólo 100 espectadores, no menos de dos millones y medio de dólares.

Habrá que pensarlo muy detenidamente para invertir esa suma y ver si la cantidad de deportistas que compiten en la especialidad de competencias de pista, vale una inversión de esa naturaleza.

Porque en nuestro país, como se afirmaba en la anterior administración frenteamplista, “el único sponsor en el deporte, es el Estado”. A diferencia de los países del primer mundo, en los subdesarrollados como el Uruguay (nada de “emergentes”, como nos quiere etiquetar para el disimulo, la tecnocracia internacional), las empresas privadas no financian el deporte o su aporte es mínimo. Todo lo tiene que poner el Estado.

Como se espera que en el próximo período haya que tapar todos los agujeros que va a dejar este gobierno que sólo piensa en repartir dádivas a los ricos, habrá que pelearla para que en el reparto se privilegie al deporte, frente a otras necesidades mucho más urgentes.

Por eso decíamos que no alcanza con “escuchar las necesidades de la gente”, sino que hay que estudiar muy detenidamente cada uno y todos los temas y tomar determinaciones (algunas poco “populares” pero necesarias) si se quiere un futuro mejor, también en el deporte.

No nos olvidamos de que hay que ocuparse también de los profesionales y los técnicos y su formación, del relacionamiento internacional, del nivel de competencias a participar para mejorar resultados, de la aplicación de la tecnología, del papel de los medios de comunicación, de la relación con el Comité Olímpico y las federaciones, del tratamiento del profesionalismo y de las empresas deportivas.

Como se ve, hay que avanzar con pasos bien fundamentados, evitando la improvisación que ha signado este gobierno del deporte, el multicolor. Retomando un camino donde se equilibren el deporte de competencia que nos representa en los eventos internacionales y del que Uruguay se ha sentido identificado y orgulloso y el deporte comunitario, para toda la gente, que acerca salud, recreación y participación social.

Las y los socialistas, que hemos sido vanguardia en pensar un nuevo deporte para una nueva sociedad, tenemos el compromiso de aportar lo nuestro. Y eso se debe hacer desde los comités de base, donde hoy se está discutiendo, en el eje “Un país de bienestar para todas y todos” de las Bases Programáticas, el tema del deporte en sus diferentes abordajes (líneas 1828 a 1874), con vistas a su tratamiento en el Congreso del FA de diciembre.

En eso estamos.