Homenaje a Gustavo Bernini

Palabras emitidas en el Senado de la República en sesión de fecha 1º de noviembre 

Escribe José Nunes | Senador PS-FA

Cuando solicité hacer uso de la palabra en la media hora previa de la sesión de hoy pensaba referirme a otro asunto, pero lamentablemente, el jueves pasado -26 de octubre-, a pocas horas de que en esta cámara se aprobara la ley sobre la reforma de la Caja Bancaria y en el debate se hicieran varias afirmaciones de reconocimiento a la labor del sindicato bancario, nos enteramos del fallecimiento de Gustavo Bernini.

Desdichadamente, al día siguiente –el viernes 27–, también nos enteramos del fallecimiento del compañero y periodista de larga trayectoria, Carlos Santiago, que incluso se desempeñó en esta casa, en la secretaría de prensa del exsenador Reinaldo Gargano. Y en el día de ayer falleció, en la ciudad de Rivera, el edil departamental y secretario político del Partido Socialista de ese departamento, Eduardo Cánepa. Quiero dejar sentado un reconocimiento, un homenaje a los compañeros Carlos Santiago y Eduardo Cánepa. En su debido momento, seguramente el Partido Socialista y otras organizaciones les rendirán el homenaje que merecen por su vida y su actuación.

Hoy quiero recordar a Gustavo Bernini, quien formó parte de la generación de veinteañeros que en los primeros años de la década de los ochenta, con mucha generosidad y compromiso, se pusieron sobre sus hombros la reorganización del movimiento sindical uruguayo, muy conscientes de que la defensa de las trabajadoras y los trabajadores requería la plena vigencia de las libertades públicas y de la democracia. Por lo tanto, fueron un factor clave para la reconquista de la democracia.

En 1985 Gustavo fue elegido dirigente del sector Banca Privada de AEBU y más adelante, integrante de su Consejo Central. Durante los siguientes veinte años se desempeñó como destacado dirigente de ese sindicato. No voy a detallar su actuación, pero sí me gustaría destacar el papel muy importante que jugó, obviamente en nombre de su sindicato y del PIT-CNT, durante la crisis de 2001 y 2002. En esos tiempos en que las políticas neoliberales sumergieron al país en una situación trágica, se conformó el espacio Concertación para el Crecimiento, donde productores y trabajadores intentaron presentar al Uruguay un programa de desarrollo para salir de la crisis; ahí el compañero Gustavo Bernini tuvo un rol muy importante. Luego, entre 2005 y 2010 se desempeñó en esta casa como diputado, integrando la bancada socialista por el departamento de Montevideo en la Cámara de Representantes, y desde 2010 a 2015 presidió el Inacoop.

Se podrían señalar muchas cosas, pero quiero destacar que en el ejercicio de la función pública mantuvo siempre los criterios de austeridad republicana, de lealtad a la clase trabajadora y de vocación de gobernar o actuar en vínculo y en diálogo permanente con la sociedad organizada. En 2020, cuando dejó de ejercer la función pública, no dejó de practicar la militancia y el compromiso social donde residía, que era en la zona de Santa Ana. Mientras la salud se lo permitió, participó muy activamente en la solidaridad con los vecinos, en el sostenimiento de la olla popular de la zona en los trágicos momentos de la pandemia, y en la reorganización del Comité de Base del Frente Amplio.

Para terminar, quiero decir tres cosas:

En primer lugar, creo que además de otros atributos, Gustavo siempre tuvo una gran capacidad de diálogo, de buscar el entendimiento, y en su actuación se ganó el respeto de todos, de sus compañeros y de sus adversarios, y también su aprecio. En segundo término ‒esto lo digo, naturalmente, desde el dolor de la pérdida y desde el afecto, pero también desde la racionalidad que intento poner a mis palabras cada vez que hablo en esta sala‒, pienso que las y los socialistas podemos estar realmente orgullosos de que Gustavo Bernini haya pertenecido a nuestras filas y haya representado a este Partido centenario en esta casa. En tercer lugar, sé que, tanto en AEBU como en el movimiento cooperativo y en otros lugares, hay compañeras y compañeros que han seguido sus pasos para hacer realidad esa frase tantas veces repetida, pero por suerte muy vigente, de que los socialistas no mueren, se siembran.

Muchas gracias.