Escribe Maxi Santos
Hace poco más de un mes sentí la necesidad de conocer más sobre la Compañía Impresora Sociedad Anónima (C.I.S.A) que, según varios compañeros y compañeras, pertenecía o tenía algún vínculo con el Partido Socialista. Es desde ahí que intento entender un poco más sobre la historia del libro y la edición en general, sobre todo en Uruguay. Incluso me compré el libro de José Luis de Diego que presenta un título tan interesante: Los autores no escriben libros. Nuevos aportes a la historia de la edición (2019).
Si bien sigo con la búsqueda sobre CISA, empecé a reflexionar sobre las editoriales en Uruguay y dónde fueron editados los libros que suelo leer. Por mi formación como profesor de Historia, así como por el interés en el pasado uruguayo, las Ediciones de Banda Oriental son centrales para entender nuestras lecturas en ese sentido. Sin embargo, en este texto, veo interesante compartir algunas impresiones por la Casa Editorial Hum y Estuario Editora. Es asombroso que con 16 años en el mercado del libro en este país, hayan logrado tomar un lugar destacado y/o ineludible si hablamos del campo editorial.
Creo que el catálogo, como uno de esos destaques que nos han regalado, es una de sus conquistas más interesantes, sobre todo en la publicación de las y los escritores uruguayos y en la reedición de otros tantos como el libro El Uruguay como problema (1 ed.1967 – 2015) de Methol Ferré.
Otras reediciones y novedades han logrado, creo entender desde la humildad de no ser tan versado en literatura, valorizar a escritoras como Cristina Peri Rossi. El boom actual en nuestro país de esta autora que lanzaba sus publicaciones controvertidas en el Uruguay convulsionado de los 60 y luego tuvo que exiliarse en España es producto, en parte, de esta editorial. Si 50 años antes que Estuario reeditara su poemario Evohé (1 ed.1971- 2021), ella se atrevía siendo mujer a plantear una erótica lésbica causando escándalos, hoy sus libros son moneda corriente entre parte de nuestra juventud.
No sé si es un destaque o la nostalgia del libro con título grandilocuente que estoy leyendo y comenté al principio, pero lo otro que parece una marca interesante de las editoriales es que van a contracorriente de la concentración actual en el mundo cuando hablamos del campo editorial. Porque, aunque parezca mentira -o al menos a mí me parece-, el mundo del libro no escapa a las políticas liberales o neoliberales. Mientras que Grupo Planeta y Penguin Random House compran sellos editoriales destacados a lo largo y ancho del mundo quedando como viejas chapas, manejadas muchas veces por la rentabilidad, Estuario y Hum, sin olvidar que son empresas, se la juegan ponderando la calidad literaria en su amplio sentido.
Una cosa igual de sorprendente es que estas editoriales buscan hacerse lugar a nivel internacional, o sea: Uruguay exporta libros. Esa es algo que señala el editor y fundador Martín Fernández en El Observador: “Para nosotros el gran logro es que los libros uruguayos se lean fuera de Uruguay. Que haya demanda de libros en México, España, que te escriba un librero chileno que quiere tener 15 títulos de tu editorial, que en Argentina conozcan a nuestros autores”.
De alguna forma, estas impresiones que presenté de manera acotada, pretenden ser una invitación para comprar y promover los libros de estas dos editoriales, así como acercarse a los autores que publican allí, entre ellos nuestro compañero Sebastián Sansone que junto a Felipe Arocena escribieron Aceleración, un ensayo para pensarnos en este mundo de inteligencias artificiales y tecnologías.
Además, valorizar lo que aportan las empresas editoriales como creo lo fue CISA en su momento, con sus Ediciones Uruguay por ejemplo, donde se publicó uno de los libros centrales de Vivian Trías como lo es Las montoneras y el imperio británico (1961); también las Crónicas de una lucha: 80 días de conflicto textil (1961), libro de Garabed Arakelian; además de figuras centrales de los 60´ editadas allí como Fidel Castro y Jean Paul Sartre.